- Te la vendo, me contestó.
- Poeta capitalista. Le dije.
Sonrió cómplice.... . y el tiempo se fue entre las manillas rosas del amuleto que la niña de 7años le había dado para protegerle.
Me dejo la cama llena de susurros.
La luna ni se vende, ni se regala: yo aqui, tu alla, ella... donde tiene que estar.
Yo sabia que era cierta la advertencia: el tiempo nos engaña, dijiste. Aun así no hice caso, preferi ser cómplice en los dias que siempre terminaban.
Un llavero que inspira revolución, palabras.... y la complicidad de saber que aun en la desesperanza venceremos.
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