martes, 16 de febrero de 2010

La noche


Allá en la infancia, Helena se hizo la dormida y se escapo de la cama.
Se vistio de punta en blanco, como si fuera domingo, y con todo sigilo se deslizó hacia el patio y se sentó a descubrir los misterios de la noche de Tucumán.
Sus padres dormian, sus hermanos también.
Ella quería ver como crecía la noche, y como viajaban la luna y las estrellas.Alguien le había dicho que los astros se mueven, y aveces se caen, y que el cielo va cambiando de color mientras la noche anda.
Aquella noche, noche de la revelación de la noche, Helena miraba sin parpadear. Le dolía el pescuezo, le dolian los ojos, y se estrujaba los párpados y volvía a mirar . Y miró y miró y siguió mirando, y el cielo no cambiaba ya la luna y las estrellas continuaban quietas en su sitio.
Le despertaron las luces del amanecer.Helena lagrimeó.
Después , se consoló pensando que a la noche no le gusta que le espíen los secretos.
Eduardo Galeano

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